La mayoría vuelve a su tierra con billete de tercera clase, como a la ida. Después de duro trabajo e innumerables sacrificios regresan con unos pequeños ahorros.
El retorno significaba el triunfo de toda la familia y se festejaba por todo lo alto.
Pero fueron muchos los que, habiendo fracasado, se quedaron en tierras americanas para siempre. El fracaso no sólo le avergonzaba a él, afectaba a toda su familia. No se regresaba así y si se hacía no se contaba.