Tenía Gumersindo Ruiz Noriega 96 años cuando lo conocí aquí, en su casa de Colombres, el último verano que pasó en su tierra asturiana. Tuve la inmensa suerte de que aceptara que le entrevistara para nuestro proyecto sobre la emigración asturiana en América.
Recuerdo aquella tarde como si acabara de pasar y lo recuerdo a él cariñoso y cordial hablando de su vida, de aquel viaje terrible en el Magallanes, en sollado y con tormenta.
“Yo no iba al cine ni gastaba un perro porque yo desde muy pequeño ya me di cuenta de cómo sufrían mi padre y mi madre que no tenían que darnos de comer”. Así que “mi idea al irme para México era o hago algo o me vuelvo para Colombres porque yo lo que quiero es ayudar a mi madre que estaba viuda con muchos hijos”.
Y así lo hizo, con empeño, con propósito, trabajando sin descanso hasta que compró, ya casado, la pequeña tienda de Ayuntamiento 21 que con el paso de los años se convertiría en “La Europea”
Y siempre, siempre, con la familia al lado “sin esta familia yo no hubiera podido hacer nada”
Este es su recuerdo y su memoria.