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La crónica social y cultural del oriente asturiano de aquí y de allá estuvo reflejada al detalle en los semanarios El Eco de los Valles y El Oriente de Asturias que, en un tiempo, fueron el nexo de unión de la comarca más oriental del Principado de Asturias con América.

Ahora todo es más rápido, los tiempos y modos de lectura han cambiado, ya no hay que esperar, todo está en la red así que los descendientes de aquellos emigrantes, tal vez allí todavía o quizás alguno ya de vuelta, podrán (re)leer la historia de su tierra asturiana a través del enlace al Archivo digital  que el Ayuntamiento de Llanes a puesto a disposición de todos.

 

El Oriente y El Eco puntalmente surcaban el Atlántico para satisfacer las necesidades informativas y socorrer la nostalgia de aquellos que un día tuvieron que marchar. Tardaban  en llegar pero llegaban y todos, en ambos lados del océano, leían con avidez sobre las pequeñas y grandes cosas que ocurrían en sus  municipios del oriente asturiano, principalmente Llanes, Rivadedeva, la Peñamelleras y Cabrales y por supuesto las noticias enviadas por las corresponsalías  americanas. Fiestas, romerías, bodas, bautizos, viajes y defunciones quedaron reflejados en sus páginas.

Pero no sólo daban cuenta los corresponsales de los ecos de sociedad.  El artículo que hoy os presentamos se publicó en El Eco de los Valles el 20 de enero de 1908 y trata sobre una realidad bien distinta. Es una carta escrita por el corresponsal en México A de Caso, para el director del periódico en la que muestra la situación de los emigrantes en 1908 y recomienda la necesidad  de formarse con alguna profesión antes de emigrar a México para que todo sea más fácil y no tengan que sufrir calamidades por falta de trabajo y finalmente ser deportados.

Esta es la transcripción de la noticia. El original con un clik en la imagen siguiente:

ECOS MEXICANOS

Sr. Director de El Eco de Los Valles

Mi querido amigo: no pensaba volver a escribirle tan pronto; pero a ello me obliga el deber que contraído tengo con El Eco, toda vez que, desde luego sin disposiciones para ello háganme o no caso de mis sanas advertencias, empecé a informar a mis paisanos ahí residentes, de lo que a mi juicio deben hacer con relación a los que piensan embarcar con rumbo hacia acá, en atención a cómo aquí está la situación.

Poco valdrán mis humildes consejos por no ser quizá del agrado de muchos, y más por carecer del brillante estilo que otros poseen para expresar ideascon el que lograrían convencer al incrédulo Sto. Tomás de otros tiempos.

Poco me cuesta, y por eso cumplo lo que yo creo deber que la conciencia me impone, de mandar a El Eco de Los Valles todo lo que esté a mi alcance y a su juicio pueda redundar en beneficio de la humanidad, con más motivo siendo esta la condición del simpático periódico, En este asunto no soy sólo yo, por fortuna, pues aquí a diario se ocupa la Prensa de la precaria situación que la mayoría de los españoles atravesamos compadeciéndonos a veces, congratulándose en cierto modo otras; pero todo lo merecemos: y todo ¿por qué?. El Párrafo de El Heraldo de fecha 27 del presente. Publicado en esta ciudad, y que a la letra copio, lo dice bien claro:

La repatriación de españoles.

El número de inmigrantes españoles ha sido muy considerable durante el año que termina. Muchos individuos, sin armas propias para la lucha por la vida, se han encontrado en graves aprietos, y algunos heridos por la miseria. De aquí la labor benéfica del señor Ministro Plenipotenciario de España, en gestionar el regreso de sus compatriotas.

México dista mucho de ser tierra inhospitalaria; recibe con los brazos abiertos a todo el mundo, facilita medios de trabajo como pocos países pueden facilitarlos, dado su florecimiento.

Sólo que los emigrantes, para poder sostenerse, deben reunir condiciones especiales.  Desde luego, los artesanos encuentran acomodo. Los carpinteros y los herreros especialmente, obtienen salarios superiores a los que pueden recibir algunas naciones europeas. Los albañiles, auxiliares de decoradores, y los que practican artes liberales obtienen también provecho en nuestro suelo.

Las cosas han cambiado para los inmigrantes españoles, y a esto se debe muchas veces que salgan de nuestro país mayor número de los que entraron el  año, como lo ha registrado la Estadística.

Como todo es exactamente cierto cabe más que poner el remedio. ¿Cómo? sencillísimo.  En tanto que los padres mejor acomodados deben inculcar a sus hijos la vocación de algún oficio, que sin gran esfuerzo, pueden aprender, dada la abundancia de materia prima con la que la naturaleza dotó nuestras provincias, y así el  más pobre de nuestros labradores está en condiciones de adquirir la herramienta indispensable, porque mayor desembolso hacen cuando llega la hora del embarque, y nunca falta. Sobre esta base. Aquí, donde quiera podremos trabajar: porque si en el comercio no cabemos, podemos echar manos a la obra que cada vez puede ser más perfecta y retribuida.

No olvidar que las cosas han cambiado.

A. de Caso

Diciembre 28 de 1907

 

Publicado en Diario